Hacía mucho tiempo que quería retomar la actualización de este blogger, más que nada como una forma de canalizar o dejar fluir ciertas emociones, sensaciones o venga Ud. a saber qué.
Han pasado cerca de 3 meses o un poco más, desde la última vez que escribiste aquí.
Creo que tienes razón cuando dices que hablo mucho y hago poco; es un gran defecto del que me estoy haciendo consciente de a poco.
Me he dado cuenta de que si bien tenía miles de intenciones de contar paso a paso nuestra historia, el tedio, el cansancio o simplemente la falta de originalidad me lo ha impedido. Sin embargo, hoy me siento libre de publicar lo que sea. No quiero nada triste, nada meloso, o muy alegre, simplemente "que sea"
"Hasta hoy no había sentido la necesidad imperiosa de sentarme frente a un computador y comenzar a pegarle a las teclas, unas tras otra, siguiendo cierto ritmo -un poco frenético, quizás un poco estresante- intentando dar rienda suelta a una imagen que tenía en mi cabeza, rondando silenciosa y hasta tímidamente, sin atreverme a dejarla salir y llenar páginas y páginas de su minuciosa descripción. Las palabras saltan como si hubiesen estado reprimida por mucho tiempo -creo que así fue-, hoy dejaré que ellas hablen por mi, que te lleven al lugar exacto donde necesito tenerte ahora. Que te traigan aquí, y que por un momento logren hacerte sentir como la primera vez, como la última. La primera vez que sentí que un cuerpo me pertenecía más de lo que podría pertenecerle a sí mismo fue cuando te toqué y no te opusiste, pudo tratarse de cualquier persona, pero me lo permitiste y simplemente confiaste en que era ahí dónde había que estar y que era yo quién debía hacerlo. Aunque el lugar no fuera el correcto, aunque no fuera apropiado ni bien visto. En aquellos casos, el pudor va tan mal, como comer pescado y vino tinto. Supe que más que darte mi cuerpo o un trozo de él, te lo estaba prestando para unirlo al tuyo. ¡Pocas veces me he sentido tan plena! Pude encontrar en ti, a esa amante tierna, dulce, apasionada y sin egoísmo.
Tomaste derrotas, desalientos y berrinches; los convertiste en palabras de aliento o en un abrazo que hacía parecer que todo estaría bien... y así fue. Pacientemente escuchaste mis quejas repetitivas y agotadoras, incoherencias y bipolaridades, luego un beso y un: ¿Te puedes callar un ratito por favor?. Yo tan testaruda y tú tan dispuesta. Saliste de tu comodidad para acoplarte a la mía, cuidaste de mi salud en contra de mi voluntad. Te vi como una madre y un refugio. Te vi como la madre de nuestros hijos, con la misma paciencia y voluntad, y tracé un plan para nosotros mientras dormías.
No hay nada más íntimo que verte llorar, saber que me necesitas y poder acudir lo más pronto posible. Cuando no quieres decir nada pero lo dices todo; sentirte así de frágil, así de vulnerable y que confías en que al menos puedo comprender tu pena o tus propias derrotas. Te vi como hija, para cuidar, proteger y consentir con antojos "de cosas ricas" pero que nunca supiste "de qué", para acariciarte la cabeza y sentirte tan pequeña, sentirme tan responsable y tan segura de que ahí quiero estar cada vez que me dejes o quieras dejarme entrar.
Tu risa, la mía, la alegría del momento y volver a tener 8 años, con dibujos, carreras, chistes malos, travesuras. Tienes el don de transformar cada mala situación, cada enojo en una carcajada. Provocas amarte hasta el cansancio y el deseo irrefrenable de lanzarte a un pozo para luego tomarte antes de que caigas. Sentí a mi amiga y compañera de juegos, mi complemento perfecto."
Cielo, el camino es difícil, pero si se ve oscuro te pido que cierres los ojos y recuerdes aquellas primeras veces. Si te hacen sonreír vale la pena volver a empezar, siempre lo valdrá. Han sido tiempo difíciles pero estaremos juntas hasta que Don caracol camine rápido, pierda su cojera y vuelva a ser joven.
Te amo. Lo sabes, ahora queda hacértelo sentir.
Atte.
Yours.
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